Permanencia involuntaria

José Manuel Vacah (Cd. México, 1990)

Para qué si ya hubo otros que apagaron la luz
de esta habitación
donde los relámpagos comparten su ira mojada en saliva haciendo equis en el aire
como ahuyentando la tormenta que se avecina o
para bautizar con su aliento un no sé qué de amores fugaces como hipócritas
o sólo para
ver a Dios              ─tal vez─
en un vaso de agua mientras rezamos una oración que fue un poema
escrito por alguien cuyo nombre no existe

no voy a encender la luz
estoy esperando que alguien haga un espectáculo con las sombras
para nosotros
pequeños actores de esta escena que nos dejó la costumbre
de amarnos a ciegas
cenar esta vez con las velas apagadas
y esperar…

la luz lo intento no será una excusa que pretenda llevar hasta las últimas consecuencias
prefiero encontrar el destino a oscuras
y llamar al amor con la insistencia de una niña que lleva un vestidito con holanes
y cantar desafinado para que ninguna muchacha se enamore de mí y luego
cantar para que nada sea verdadero y para que nada exista
ni la luz ni las sombras

todos me dicen:
“apaga la luz”
“enciende la luz”

quiero solamente
encontrar mi soledad en otra parte para no mover los muebles
para no hacer más espacio en la casa
para no estar todo el día en esta oscuridad de esta habitación que es como mi cuerpo
aunque después de todo casi no tengo ganas de intentar cosas nuevas
prefiero un teléfono apagado que una golondrina bailando en mi tristeza con tus ojos

y no obstante

todos los días habito una esperanza llena de mujeres amables que me sacan la lengua//

[aquí se apaga la luz]

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