Santitos, chamanes ¡pásele! ¡pásele! El misticismo en México


Angélica Ortiz

Hablar del misticismo mexicano no es tan complicado, más bien resulta interesante conocer una cara más de la cultura en México a través de los mitos, las creencias, realidades y demás piezas que conforman el pintoresco cuadro de nuestro México lindo y querido tan lleno de voces, de colores, de nombres que evocan el pasado, definen el presente y el porvenir.
Antes de entrar en materia quisiera definir el término “mística”. La mística se define por los diccionarios más reconocidos de la red como:
  1. “Disciplina que se dedica a la vida contemplativa o espiritual”.
  2. “Designa un tipo de experiencia relacionada con la santidad en  la que se llega al grado máximo de unión entre el alma humana y lo Sagrado durante la existencia terrenal”:
Por otra parte, el misticismo se define como:
  1. “La doctrina que profesa la posible unión del alma con Dios por medio del amor”.
  2. “El estado de una persona dedicada a Dios o a las cosas espirituales”.
  3. “Doctrina que desprecia la realidad sensible en beneficio de una realidad superior”.
Definido y expresado el misticismo, nos vienen a la mente todos aquellos nombres de religiones, sectas, santos, deidades, seres sobrenaturales, experiencias más que contadas y conocidas en nuestro país, todas ellas relacionadas con el inframundo, lo desconocido y paranormal o lo divino. De esos y estos otros, trata el siguiente artículo.

Mitos, leyendas, nada más…

La cultura mexicana alberga tantos mitos, historias, dogmas  como habitantes actualmente. Son tantas las historias que se cuentan de tanto en tanto; cómo se cuentan, las expresiones y como se adaptan a cada persona son distintas, si a esto agregamos la cultura por región, la cuenta no sale.
Son creencias, afirmaciones: “Que fulanito dijo esto”, “Que yo vi tal cosa”, “La virgen que lloro mientras rezaba”, “La niña que paseaba por tal lado”… 
Hablando del misticismo, me gustaría  mencionar estas historias, los mitos, las leyendas que tal vez poco o nada tienen que ver con un Dios, con una divinidad, pero sí mucho con lo sobrenatural; son historias que encierran un mundo desconocido, si serán verdad o mentira, el porqué de que las cuenten, no lo sabemos del todo, lo cierto es que son parte de nuestra cultura y sumergidos en ella, ya estamos.
Estoy segura que alguna vez escuchaste hablar de los nahuales, por ejemplo, se cree que los brujos de algunas regiones se pueden convertir en el animal que les fue dado en espíritu cuando nacieron. También se cree que es una forma de introspección para mantener contacto con el mundo espiritual y así beneficiar a quienes requieren de un consejo por medio de un chamán.
¿Un contacto con el pasado? Sí, la facilidad de tomar forma de animal, como se cree con los nahuales, se atribuye que a los dioses desde la época prehispánica, culturas como la maya y la mexica profesaban.
Me resulta difícil imaginar nuestra cultura sin historias, sin leyendas o mitos, como la historia del maíz y la creación o incluso, esas leyendas que nos contaban cuando éramos niños como la leyenda de la llorona y hasta podemos ver la relación que tiene con la historia en la conquista de México.
Por mencionar algunas, son leyendas y mitos que han viajado de boca en boca, de lugar en lugar y que incluso trascienden las fronteras de la realidad.
Vamos empezando…

Entre vírgenes y santos

Entre vírgenes y santos vivimos, San Judas, Santo Tomás de Aquino, San Francisco de Asís, San Antonio, San Juan Diego, La virgen María… no terminaría de mencionarlos pues hay cientos, seguramente muchos que no conozco y que ustedes tampoco, a menos que se dediquen a coleccionarlos en una vitrinita de cristal o a ponerles veladoras. Bien, decía que vivimos en un país que además de ser reconocido por la inseguridad, la ola de violencia, el narcotráfico, los asesinatos de mujeres y periodistas (no es que me proyecte) es reconocido por el gran número de divinidades a las que se les rinden cuentas de vida a través de la fe, como mencionábamos antes: el misticismo se define como la “doctrina que desprecia la realidad sensible en beneficio de una realidad superior”.
En México cobra vida la fe del pueblo, no hay que irnos muy lejos, podemos dar un vistazo en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, alias “la Villa”. Aquí la Señora de Guadalupe tiene mejor diagnóstico que el mismísimo Doctor Gregorio Casas, pues con una oración bien cantada por las noches, tantas veces el padre diga, el mayor de los males puede desaparecer en menos de lo que canta un gallo.
Si no encuentras novio, pídele a San Antonio, que si inauguraste tu narco-negocio, pídele paro a Malverde, que si te gusta el reggaetón, ve y carga tu San Judas por la ciudad, en fin, para todos hay. Ya hablando más en serio, la empatía del pueblo o de ciertos sectores, es la que hace posible esa conexión que defiende el misticismo, y que se genera por medio de la fe, tanto como para ver milagros y santitos hasta en la sopa.

La magia del mercado de Sonora

La primera parada en el viaje del misticismo en México se hace en el mercado de Sonora, es lo más acercado a los tianguis prehispánicos, un mundo mágico, literalmente, pues los puestos, en su mayoría, son de plantas medicinales y de magia, inclusive, hay puestos que ofrecen animales vivos para cualquier tipo de “trabajito”.
La mayoría de la gente que visita el mercado se dedica a la magia, la brujería y santería, podrás encontrar magos, curanderos, chamanes que en las cartas, los caracoles o el café, encontrarán tu porvenir. Si tienes algún problema o necesidad, estos personajes dedicados profesionalmente a resolver problemas a través de la magia, las plantas y las pócimas te darán la mejor opción para esclarecer cualquier situación difícil.
Buscando hierbas milagrosas, para el amor, la salud o el dinero, la gente se aglomera tratando de dar con el mejor vendedor. Actualmente, la estatuilla de la Virgen de Guadalupe es remplazada por la de la Santa Muerte, o la niña blanca, como le quieran decir, que es la que más se vende y que ha acarreado un mayor número de seguidores. No hay nada de nuevo en esto, sin embargo, debido a la situación actual (supongo que puede ser una buena razón), no se puede confiar en el gobierno, no se puede confiar en el seguro popular, no se puede confiar en la el cuidado de un par de policías corruptos; la solución está en manos de los brujos, los santos, la muerte, un ángel o Dios.


¿Los brujos del poder?

Hace un tiempo, José Gil Olmos, periodista y columnista de la revista Proceso publicó un libro que lleva por nombre, Los brujos del poder: el ocultismo en la política mexicana, en el que hace mención de algunos políticos como Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles, Miguel Alemán, los Salinas, la Sahagún y la muy querida maestra Gordillo, personajes que se ven inmiscuidos en cuestiones de brujería y esoterismo con el fin de mantener su poder en la política de México.
A continuación un fragmento del libro:

“Diversos colaboradores de la maestra que han presenciado de cerca su vida pública, privada y familiar, quienes conocen sus "vicios privados y sus virtudes públicas", accedieron a contar el episodio africano, un episodio que desnuda la afición de Elba Esther a la brujería. La única condición que pusieron quienes me dieron sus testimonios fue la del anonimato. Ellos aseguran que, desde joven, Elba Esther Gordillo ha tenido una predilección por el culto negro, predilección que, cuando llegó a la dirigencia nacional del SNTE, la llevó a relacionarse con un grupo de santeros cubanos, quienes la introdujeron a las prácticas religiosas que combinan a los santos cristianos con las deidades africanas.Durante varios años la maestra practicó la santería; sin embargo, tuvo que dejarla porque llegó a un nivel que la obligaba a portar ciertos collares, vestirse de blanco, raparse y ponerse un turbante. Si no lo hacía, comenzarían a fallar los trabajos, pues no estaría actuando de manera comprometida. Antes de quedar en evidencia públicamente, Elba Esther decidió tomar un nuevo camino; fue así como optó por el vudú y comenzó a venerar a ciertas figuras que sólo exigen un nivel menor de compromiso.”
 
Como hace miles de años, las prácticas del esoterismo, ocultismo y el misticismo siguen dando de qué hablar, ahora hasta en la política fungen como las salvadoras del poderío y del mismo pueblo, pues quedamos en manos de los brujos del poder como bien dice Gil Olmos, ustedes darán el veredicto final.

Bien, me resta decir que más que historias y mitos, en México, el misticismo es una fuerte influencia en los hogares, las calles, la historia, la economía, la política, en fin, puedo afirmar también, que como nuestro país no hay dos y una de las características más fieles del mexicano es ser un creyente de hueso colorado, un espectador de las divinidades, de los milagros, de los trabajitos y de las pócimas que le resolverán la vida en un santiamén, esto es el misticismo mexicano: en carne viva.

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