Género y sexo: cuestiones gramaticales y sociales

Napoleón Cruz

Hace algunos días, inició una suerte de contienda en la que el problema central era “El sexismo en el lenguaje”. Esto surgió por algunos comentarios realizados por el Dr. Ignacio Bosque, eminente gramático y lingüista, sobre el hecho de que no tiene nada que ver con la discriminación el uso mayoritario de palabras con género masculino que con femenino en el uso diario. Ante tal situación, algunas personas consideraron que dichas declaraciones poseen, por sí mismas, un rechazo a  los cambios en la estructura del habla: siempre hacer la distinción entre hombres y mujeres o, como pretenden algunos, entre masculino y femenino.
El problema es que estas actitudes tienen un carácter combativo y, desde mi perspectiva, un arraigado sentido feminista. En primer lugar, apelan a una situación de discriminación no muy clara –¿se puede discriminar a una mujer llamándola músico, por ejemplo? –; en segundo término, si es que hay casos de discriminación, ¿no también se efectúa contra los hombres, al haber sólo persona en lugar de que hubiese también persono?
Hay que tomar en cuenta que el sexo y el género no son lo mismo. El sexo es la “condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas” (DRAE, 2001), es decir, la distinción natural de los animales. El género es, en gramática, la “clase a la que pertenece una nombre sustantivo  o un pronombre por el hecho de concertar con él una forma y, generalmente, sólo una, de la flexión del adjetivo y del pronombre” (DRAE, 2001). Queda claro, pues, que no se debe incurrir en un uso erróneo de estos términos: el género es una cuestión gramatical; el sexo es netamente de uso real.
También se presenta otra cuestión. Como todo el mundo sabe –o espero que sepa– existen sustantivos  que no presentan las marcas de género convencionales –opara masculino y a para femenino–, sino que, por razones meramente de uso, presentan otras terminaciones: ei y u, aunque éstos últimos dos en contados casos; e incluso nombres que no tienen una vocal como marca de género. Ahí está elefante, alhelí, iglú, jaguar, entre varios más. ¿Acaso también será necesario cambiar aelefanta y elefanto, a alhelía y alhelíojaguara y jaguaro?
Las personas que apelan por el cambio en el lenguaje y que buscan una reforma lingüística deben entender que solamente se trata de convenciones. Es cierto que el lenguaje releja una realidad, pero hay cosas que no puede reflejar cabalmente, por lo que debe llegar a acuerdos para poder funcionar en la sociedad. De ahí que existan palabras que engloben algunos términos, como personas o gente, que implica tanto hombres como mujeres, y animales, que incluye machos y hembras.

El uso de sustantivos con género masculino no implica un sentimiento de discriminación; sólo responde a una convención ya muy vieja. Creo que pretender cambiar la realidad con base en algunos aspectos gramaticales no funciona porque, como mencioné anteriormente, es una manera –que no la única– de representar nuestra realidad. En sociedad funcionamos perfectamente como hombres y mujeres –género masculino y femenino, respectivamente– y como gente –género femenino. Si hemos funcionado bien durante mucho tiempo, ¿cuál es el objetivo de cambiar la estructura gramatical de una lengua que, como dijera Antonio Alatorre, tiene poco más de 1001 años de vida?
Las cosas deben analizarse desde su respectivo campo de estudio. Dejemos el género a la Gramática y el sexo a la sociedad. Sólo si llegamos a entender que tenemos terminaciones convencionales para describir o representar la realidad, podremos asumir que no es necesario un cambio tan drástico y, si se me permite, tan inútil. ¿Cambiará mucho nuestra realidad si siempre decimos “amigas y amigos”, “señoras y señores”, ”nosotros y nosotras”, mientras no se plasme en la realidad esa equidad que sí creo necesaria para mejorar nuestras  relaciones sociales?
En lugar de buscar la igualdad en algo abstracto como el lenguaje, que es mera representación de la vida, las facciones que apoyan ese cambio deberían buscarla en el trato diario, en la sociedad, en lo real y factible. A las palabras se las lleva el viento y no creo que les agrade que cualquier borrasca elimine su condición de iguales.  Los hombres y las mujeres tenemos  sexo; sólo las categorías nominales de la gramática tienen género. Cuestiones gramaticales y sociales, sin duda.

1 comentario:

  1. No suelo opinar en foros, pero este tema se toca cada vez más, y al debatirlo con mi hermano y mi padre, me acorralan facilmente y luego.. me dan que pensar.

    Cuando un idioma no permite especificar el género, como en ingles la palabra child, que describe chico, y chica, ambos, se entiende que ambos estás incluidos.
    Si la lengua castellana permite diferenciar, chicas y chicos, ¿porque poner trabas a especificar las cosas?

    Cuando hablo de que en una clase hay 50 chicos (cuando en realidad hay 40 chicas y 10 chicos), nada tiene que ver una realidad con la otra. Entonces ¿porque no somos mas rigurosos en esto?

    Otro tema es el origen de esas conveniencias, como hablas. ¿De donde se origina el lenguaje de esta sociedad, de esta sociedad actual? ¿Quién ha descrito el lenguaje oficial? Y me refiero supongo a lo que esta escrito, a las bases registradas en la cual se basan las revisiones acerca del lenguaje oficial (RAE, y otros); bien, en novelas, poesias, retóricas, metáforas, teatros.. escritos por hombres hasta bien pocos años. ¿Me equivoco?

    Tomemos esto como punto de reflexión para entender que hay una base masclista en el uso del lenguaje actual (y en las conveniencias lingüisticas habituales) * masclista, masculino,
    y contemplemos este debate como algo que enriquezca al lenguaje y la comunicación. Los inconformismos es lo que abre debates y nuevas tendencias, que en la historia lo que provocan es una apertura a la mente, para no aferrarnos a las normas establecidas y conservadoras. Somos movimiento, el lenguaje lo expresa, y una niña es una niña, y un niño es un niño, una madre es una madre, y un padre es un padre.
    La realidad exige expandir el lenguaje. Hoy en dia puede haber dos padres hombres, ¿dos padres mujeres?


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